lunes, 24 de agosto de 2015

No paro de pensar que estamos necesitando demasiado, que estamos pensando demasiado, que estamos siendo demasiado. Que si, que lo que tarda dura, pero mientras tarda en llegar estamos perdiendo el tiempo con miradas que se pierden en vacíos, con vacíos que no se llenan con miradas, con tonterías y no de esas que te hacen ser tú mismo. No pasa nada por admitir que no estamos preparados, la vida no está para compartirla con una sola persona, tus futuros no son de nadie excepto tuyos, y que siempre seas tú el que decida si quiere cumplir sus sueños o romperlos. Más que el después la putada de las elecciones son el antes, porque si tú eliges un camino, siempre puedes tomar mil desvíos, llegar a donde quieras llegar o incluso llegar a donde nunca pensaste que podías llegar y quizás sea mejor el destino, pero es jodido imaginar como van a ir las cosas y que sea tal cual.
Hay que dejarse llevar pero nunca jamás dejarse arrastrar, que siempre lleves tú la corriente, que seas al que toquen y salten chispas, que solo te necesitas a ti para encenderte pero que decidas a quien iluminar con tu sonrisa. Y no digo que seamos un nosotros contra el mundo, siempre hay alguien que te lo va a levantar cuando se te eche el mundo encima, pero eres tú quien va a dar el primer impulso para levantarlo.
Somos todos los fracasos de nuestra vida, porque los aciertos están demasiado sobrevalorados.

miércoles, 5 de agosto de 2015

No quiero ir a ningún sitio en el que no me quiera quedar.

Nada sale como yo quiero porque no quiero nada de lo que sale de todo esto. Quiero perderme tanto que encuentre a alguien que esté igual de perdido que yo, no quiero seguir ningún camino, y tampoco quiero que nadie me siga a mí. Quiero a alguien que sea tan complicado que parezca que yo soy la fácil, no quiero ir a ningún sitio en el que no me quiera quedar, no quiero que me pida que me quede porque no me voy a ir.
Voy a quererme tanto que hasta él va a querer quedarse conmigo.

sábado, 20 de junio de 2015

Hay personas que nos duran toda la vida, y tú eres de esas.

Yo de mayor quiero estar contigo, quiero que nos lancemos y no nos soltemos, quiero que nos volemos las corazas con deseo. ¿Cuántas veces tienes que volver para saber que no quieres volver a irte? Y yo no quiero que te vayas más, eres la cosa más bonita que tengo en mi vida y ni siquiera eres una cosa. Hay personas que nos duran toda la vida, y tú eres de esas, de esas de las que no hay ninguna igual. 

viernes, 5 de junio de 2015

No le escribas.
Realmente no quieres hablar con él del clima o de cómo está, o de si pasó sus exámenes.
No le escribas.
Porque lo único que quieres decirle es "te extraño" o "por favor quiéreme otra vez", pero solo le mandaras un "hola" y a esperar con el corazón en la garganta a que él responda.
No le escribas.
No quieres escribirle a cerca de como alguna canción se escucho en la radio y te hizo pensar inmediatamente en él.
No le escribas.
Porque todo lo que quieres que te responda es "te quiero", "te extraño" o "¿puedo regresar?".
No le escribas.
Porque esa jamás va a ser su respuesta.

viernes, 24 de abril de 2015

Si eres tú o el mundo, me quedo contigo.

No hay quien nos pare, quien nos separe cuando nos tenemos, cuando nos sostenemos ante todas las caídas cada vez que nos tropezamos, cuando nos tenemos dentro de la cabeza y no hay quien nos saque. No hay quien se meta en medio, porque si eres tú o el mundo, me quedo contigo. Te quiero, a expensas de que sea mentira, y que me condenes con olvido. Ojalá que seas todas las consecuencias y las secuelas que me produzca vivir, porque no hay quien te cuide como yo, y no hay quien me haga feliz como tú.

viernes, 17 de abril de 2015

Estoy muy que no puedo conmigo sin ti.

Estar contigo es como ir en un coche que sabes que se va a estrellar y disfrutar de la velocidad, es saltar sin cuerda al vacío y caer de pie. Y hoy estoy que no puedo ni conmigo, ni sin ti. Y me estrello las veces que me hagas falta y salto todas las veces que me voy a caer, porque siempre mereces más y querer es dar hasta lo que no puedes dar. Hay canciones que son tú, y te recuerdo en todas. Estoy muy que no puedo pasar la noche sin ti, y no estoy contigo.

domingo, 29 de marzo de 2015

Lo que te importa, te importa todo el rato.

Siempre hay 5 minutos al día en que me salvas la vida, en que me sacas las fuerzas de flaqueza para soportar las fieras garras de la rutina. Y solo me quedan ganas de decirte que no me digas que me cuide más, cuídame. Y hazme mejor para seguir siendo la misma, deja de rescatarme en potencia y házmelo en acto, porque ya sabes que al fin y al cabo, lo que importa, te importa todo el rato.

lunes, 9 de marzo de 2015

"No hay mejor amor que el que tú misma te puedes dar."

Puede que te sientas sola y que parezca que este laberinto no tenga salida. Puede que la cuesta arriba últimamente parezca haber aumentado unos cuantos grados, lo justo para empezar hacerte sudar y que ya no sea tan divertida la aventura. O puede ser que llegó el momento de cerrar ese capítulo eterno y que la tarea se haya convertido en mucho más que imposible.
Puede que el jugársela ya no esté saliendo tan rentable como hace unos años porque cada vez pagas un precio más caro por esa parte de ti que se llevan y no devuelven. Puede que la balanza esté desequilibrada y no hayan palabras para describir cómo te han tratado. O que quizá precisamente son demasiadas las palabras que lo pintan.
Y puede que ya no te queden fuerzas y quizá estés empezando a perder la ilusión. Esta vez de verdad.
Una vez me dijeron que, el momento en el que empiezas a creerte esas mentiras, es el momento en el que se te han olvidado unas verdades, y estas, por obvias que son, siempre acaban en el cajón del olvido. Son verdades que se deberían imprimir en tamaño gigante y pegar en el techo de tu cuarto, para que sean lo primero que veas al separar las pestañas y lo último que leas al volverlas a juntar.
Sí. Esas. Y aquí van.
Que también existen las palabras bonitas y déjame que te diga que hay muchas. Infinitas. Pregúntale a alguien, alguien que te conozca de verdad, y sólo podrán sacarte perfecciones. Ponte delante del espejo y te aseguro que conseguirás sacar más cualidades que otra cosa. Y si lo dudas, vuelve a mirar.
Que puedes con todo esto y más. Demuéstraselo. Ríeselo. Llóraselo. Da igual, con tal de que sonrías, porque lo he visto y resulta que te favorece. Deja de darle al botón de apagar de una vez por todas y empieza a iluminar, como tú sabes que puedes.
Que, aunque no estés acompañada como tú quieres, no significa que estés ni estarás sola. No regales tu corazón donde no lo quieren y, como dijo uno, recuerda que más vale arrepentirse ahora que dentro de veinte años. Las sorpresas siempre llegan en el formato más inesperado, sin avisar, como un huracán. Y que la compañía tiene que ser una cuestión de elección y no de imposición.
Que sin sudor y lágrimas nunca se consiguió nada, pero ya verás la sensación cuando llegues arriba y puedas gritarle hasta al mismísimo viento. Que sólo es imposible aquello que te propones como tal. Que jamás habrá barreras tan altas, ni misiones tan imposibles. Que está todo dentro de ti y en tu cabeza, esa que vale oro y por la cual algún día alguien mataría.
Olvídate de los “es práctico” y “resulta cómodo”. Deja de vestirte con adjetivos que nunca fueron para ti. Suéltate la coleta. Ponte tus tacones favoritos y esas gafas de sol tan bonitas, y sal a la calle a comerte al mundo a tu manera. Sal a buscar eso que sabes que está esperando ser encontrado. Que la primavera está a la vuelta de la esquina y ya vienen los cielos azules.
Y sobre todo, lo que nunca tienes que olvidar, es que te tienes que querer a ti misma. Y lo digo sabiendo que hay días en los que cuesta más la práctica que la teoría. Que tenemos la mala costumbre de asociar eso con egoísmo y egocentrismo, pero estamos equivocados. Quererse es valorarse por ser única, y eso no lo sabe hacer nadie mejor que tú. No lo dejes para mañana.
Que cuando creas que no vales nada recuerda que medio litro de tu sangre puede salvarles la vida a tres personas. Y que tu corazón bombea cinco litros cada minuto. Eso significa que por cada sesenta segundos que estás viva tienes la capacidad de revivir a otros diez seres humanos.
Que algunas veces, cuando menos te lo esperas, la vida va y se pone de tu parte.
Que hoy hay que celebrar que somos como somos y que siempre seamos nosotras.
Que ya verás que hay cosas que, aunque al principio parecían irremplazables, realmente nunca las necesitaste.

Y que no hay mejor amor que el propio, ese que sólo tú te sabes dar.

jueves, 26 de febrero de 2015

Tu sigues, y el mundo gira.

El otro día en el autobús, si ese sitio tan pintoresco donde lo mismo te encuentras a la pareja de abuelitos felices, o un chaval con gafas de culo de vaso, que el máximo amor que ha sentido ha sido por su Xbox, me encontré a dos muchachas que rozaban los quince hablando de lo mucho que habían cambiado. Son las típicas conversaciones que no te interesan, pero que te dan que pensar.
Y yo pues claro, pensé. ¿Qué sabrán ellas del cambio de las cosas?
Ahora yo si pensé en todo lo que había cambiado, pero ese todo, era un todo muy pequeño.
Sigo siendo la misma. Sí, esa que se pone cinco despertadores para poder llegar con el tiempo justo a clase. La que no lleva nada de orden, nunca. No intentes buscar algo en mi bolso porque probablemente no lo encuentres. La que hace la maleta a última hora, a mogollón y llena de “por si”. Me encantan los por si. Son los propósitos que aunque no creas, tu subconsciente quiere llegar allí. Quiere conseguirlo.
Me sigo lavando el pelo cada vez que me ducho, porque soy de las que piensa que o te acicalas entera o vas a medias.
Sigo llevando mi móvil en el bolsillo trasero del pantalón, si no lo llevo en la mano claro está. No soy capaz de ir en un coche sin música, y me pinto las uñas por no comermelas, pero me como el esmalte.
Sigo saliendo cada vez que puedo, mejor dicho, que quiero. Que no me voy a quedar un San Valentín llorando porque no me van a regalar cuatro tonterias, un ramo de flores, y una tarjetita en la que pone un “para siempre”. Pienso que los para siempre no existen. Por ahora las tarde de manta y peli, las voy a seguir pasando sola, o con amigas, que siempre son pocas.
Sigo siendo la cabezota de siempre. La que no va a parar hasta conseguir aquello que se propuso. Un día me propuse ganar la lotería; que no cunda el pánico, todavía tengo tiempo. No soporto el compromiso, pero no el sentimental, sino el de hacer las cosas por obligación. Si no quieres hacer algo, pues lo dices y punto. Y quien no lo quiera así, pues que se joda.
Sigo siendo la cobarde que no dice las cosas por no herir a los demás, pero que cuando el vaso se llena, acaban haciendo daño.
Luego observé lo igual que seguía siendo, y en todo lo que había cambiado a mi alrededor. Que yo soy la misma pero que el mundo gira.
Habían pasado miles de personas por mi lado, algunas para quedarse; y algunas que estaban, se habían ido.
Mi pregunta es si se fueron porque quisieron o porque yo las eché, y la verdad es que el motivo me da igual, sólo se que ya no están.
Sigue existiendo esa tía 10 en la que piensas cada vez que escuchas esa canción o ves esa peli. La que te llamaba sólo con ver que algo raro te pasaba. La que llegaba media hora tarde, o que ni siquiera se presentaba. La que te presentaba a sus amigas, e incluso te hacía de celestina.
Sigue estando la que se preocupa porque tengas cómo ir a los sitios o porque desde pequeña me enseñaron a no ser egoísta, aunque en ocasiones sea ser “gilipollas”.
Sigue habiendo una valiente dentro de ella, la que hizo que un día se liara la manta a la cabeza y te dijera todo lo que pensaba de ti. No esperaba ni una simple respuesta, sólo quería empezar a dormir tranquila, ya fuera contigo o sin ti. Yo no se si tú no respondiste “si” a aquella proposición tan indecente, si por vergüenza o por miedo, lo cierto es que no has dejado ni un momento de arrepentirte por ello.
Sigue vigente la teoría de que la tierra es redonda, y permiteme decir, que por muchos caminos opuestos que toméis, acabareis coincidiendo. Por mucho que os parezca el final, siempre habrá un comienzo.

martes, 27 de enero de 2015

Felicidades a esa amiga que nunca falla, que a pesar de todo se puede decir que vino en su dia para quedarse, ese tipo de amiga que mi madre la quiere tanto como a mi. Por mis 'tengo hambre' cuando estoy contigo, por tus 'chaaaaao bendición' de los que tanto me río, por esa simpatía desde pequeñas y a dia de hoy acabar siendo mejores amigas, por darle un giro de 360 grados a una amistad que a lo mejor se creía perdida. Tampoco me voy a poner a hablar de los más de trece años que llevamos juntas, asi que... que eres una pesada y una canija, pero que te quiero muchísimo!!! Y felicidades no por hacer 17 años molestando en el mundo como alguien cualquiera, sino porque te lo tienes muy merecido, y porque eres enorme. Gracias por tu confianza, por aguantarme, por separarme de las peleas y por ser la alegría de mis mañanas, por compartir los sandwiches, las bebidas, las golosinas y el chocolate.
A cualquiera le gustaría tener una amiga como tú y yo soy afortunada.

viernes, 16 de enero de 2015

"Cuando te pregunten por ahí qué fue de nosotros, no digas nada. No hables de todos nuestros fallos. Quédate callado, como tantas otras veces has hecho. No les cuentes cómo podríamos haber sido eternos y cómo estropeamos toda la magia. Si te preguntan por mí, no digas cómo tiramos a la basura todos los momentos, ni como nos alejamos tan despacio y tan corriendo. Cuando tengas noticias mías, cuando sepas que los tatuajes que creímos eternos de tus besos ya se borraron, contrólate, por favor. No vengas a por mí, no intentes recuperar las piezas de un puzzle que cambiaste a base de evasivas. Simplemente, quédate con todos tus recuerdos, mis recuerdos, nuestros recuerdos juntos, y espero que también todos los sentimientos que tenías bajo llave cuando estábamos separados.
Recuerda aquellas frases sin sentido que sólo entendíamos nosotros, tanto placer para tan poco cariño, tantas manos para tan poco amor. El día que esos recuerdos tengan frío, achúchalos, dales calor, no dejes que se enfríen, recuérdame siempre, porque sé que nunca podrás olvidarme. Y cuando sepas de mí, querrá decir que no conseguí irme tan lejos de ti como me habría gustado, que abrazas mis recuerdos contra tu pecho como solías hacer conmigo. Significará que seguimos existiendo como esa suma sin sentido en algún lugar del horizonte despuntado. Pero para entonces, amor, yo ya te habré olvidado. "

domingo, 4 de enero de 2015

A dos centímetros.

El uno de enero de cada año, todo el mundo promete y repromete cincuenta veces aquello que va a conquistar en los 365 días que vienen. En la mayoría de los casos, promesas efímeras que rebotan del primer día de un año al siguiente, según mi opinión y experiencia.
Es una tradición que nunca he entendido bien del todo. Soy más de analizar el año anterior y no intentar predecir minuciosamente el próximo porque no creo en eso del borrón y cuenta nueva. Mi cuenta vieja, por bonita o fea que sea, me hace lo que soy hoy y eso, señores, me gusta. Y mucho.
Saboreo qué es lo que he aprendido durante los últimos doces meses para afrontar la avalancha de lo nuevo, porque todos tenemos nuestro equipaje que, aunque tiene matices de pasados rotos y a veces viene acompañado de sabores amargos, es lo que nos prepara para el futuro. El truco para mí está en querer a mi manera esas lecciones que me ha dado el año e irlas metiendo en mi maleta, cada vez un poco más desgastada, no como peso de castigo, sino de aprendizaje.
Diría que una de las lecciones más importantes de este año ha sido aprender que no todos los espacios en blanco están ahí para ser rellenados. Que a veces nos empeñamos y con frecuencia no tiene que ser. Y eso, para mi cabeza cuadriculada tirando hacia el extremo germano, ha sido una sorpresa algo difícil de asimilar.
Otra sorpresa que me ha traído el año es la demostración de que hay sueños que sí se cumplen, si uno sabe esperarlos con la paciencia adecuada. Ha llegado nuestro momento, y reúne todos los ingredientes básicos en los que siempre he creído: confianza, respeto y un poco de locura de vez en cuando, que nunca viene mal. Y sobretodo saber que esos dos brazos serán mi refugio permanente, hace que dé gracias todos los días.
He aprendido que como mejor se vive es a dos centímetros de la realidad, que nunca hay que tomarse la cosas muy a pecho y que hay que saber distanciarse cuando el momento lo requiere. Aprender a mantener la cabeza fría para saber lo que realmente quiero es una de mis lecciones más importantes. Que está claro que no se puede ser agua, y que no podemos expandirnos para cubrir todo porque al final perdemos nuestra esencia. Lo que te hace a ti tú, y lo que me hace a mí yo.
Resulta también que el tiempo tiene un carácter descaradamente impresentable y siempre engaña: se pierde demasiado rápido y es imposible de recuperar. Y que existe una diferencia muy grande entre perder el tiempo o perder el tiempo contigo.
Una nueva sorpresa ha sido el cambio de estilo de vida, en todos los sentidos, al hacer más caso al corazón que a la razón. Suena muy fácil decirlo pero no lo es llevarlo a cabo. Levantarte todos los días y pensar que si has tomado la decisión adecuada y dudar es jodido, pero al final todo se acaba encauzando hacia lo mejor.
Pero definitivamente he llegado a la conclusión de que la mejor sorpresa es ya. Ahora. Hoy mismo. No eso que pasó hace un segundo imposible de recuperar y a lo que damos demasiadas vueltas, sino lo que pasará dentro de unas milésimas y hay que agarrar.
Sin ser ninguna novedad, como todos los años, la gente sorprende para bien o para mal. Alguno que pensabas que era inamovible, resulta que lo es. Alguno que pensabas que era movible, resulta que no lo es. La cuestión está en aceptar el cambio, siempre después de haber luchado por ello, y así podrás dormir un poco mejor. A mí sinceramente me tiene que sonar el despertador ocho veces hasta que consigo despegar pestañas.

Que como siempre me quedo con lo mejor de lo vivido.

Que eso de andar en círculos no me gusta porque acabas donde empezaste.

Que a veces es mejor dejar que las cosas suenen a derrota, porque al menos despegaste los pies del suelo.

Que hay cosas que saben a cielo pero hay que dejarlas ir porque duelen como un infierno.

Y que sobretodo, los imposibles no existen, solo depende de cómo enfoques el problema, y más importante aún, la solución.