martes, 20 de agosto de 2013

Todos son iguales, salvo pocas excepciones.

Buenos días princesa, soy un hombre y te hablaré así una semana, te echaré el raspe, y a la semana de conocerme te diré de quedar, tu me dirás que sí, ya que decir que no te sería imposible ya que llevo una semana haciéndote creer que eres la única chica que me importa. El día que hayamos quedado te diré que eres la más hermosa, que nunca te cambiaría por otra, que me gustas de verdad aunque hace poco que nos conocemos, que estaré a tu lado por siempre y nunca te podré olvidar. Después de decirte mil cosas bonitas para ilusionarte me lanzaré, te daré un lindo beso y te susurraré "te quiero princesa", y después de todo eso te seguiré besando. Cuando llegue la hora de irnos, tú te iras a tu casa y yo a la mía, te conectarás a toda prisa para que yo pueda hablarte. Pasaran los minutos y no te hablaré, entrarás en mi perfil y verás comentarios de otras chicas, te echarás a llorar y me hablarás desesperadamente para que te explique lo que te esta sucediendo, yo te diré que son buenas amigas, que confíes en mí y tú me creerás. Empezaremos a hablar como de costumbre hasta que pasen unos días o semanas. Un día normal, después de haber hablado contigo y de haberte ilusionado más, te irás a dormir y cuando amanezca y te conectes, te diré que ya no me gustas, que ya nada es lo mismo, que no es por ti, sino que ya no siento lo mismo. Tú estarás llorando en tu habitación, desilusionada y sin ganas de nada, mientras que yo estaré diciéndole a otras chicas lo mismo que te decía a ti, ilusionandolas como hacía contigo, para ver si caen como tú en mi juego.

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