7 meses grandota; te hecho de menos.

Este 14 de febrero debería ser un día especial para todos, pero no es así. El 14 marca en mi corazón mucho dolor y tristeza que no cesa y siempre está presente. Hoy se cumplen 7 largos y duros meses de tu partida pequeño angel, nos dejaste para irte a un lugar mejor, pero me haces tanta falta aquí, en la vida terrenal... Han sido 7 meses en los que no he parado de llorar por las noches al recordarte, de pensar en los momentos que pasamos juntas desde pequeñas, siempre te llevo en la mente princesa. Aún recuerdo el día en el que te vi por última vez como si fuera ayer, tú estabas tan preciosa como siempre en esa fiesta, pero claro nadie se iba a imaginar que ese día, 14 de julio del 2013 te nos irías al cielo y nos dejarías con este vacío tan grande aquí abajo. Aún tengo la imagen grabada del día de tu velatorio, no me creía que estuvieras tú ahí encerrada en esa cajita de cristal, quería despertar y que todo fuese un sueño, un horrible sueño, pero no, era la triste realidad. Me haces muchísima falta, hecho de menos tu hermosa sonrisa, y la manera que tenías de hacerme sonreír, tus abrazos, esos abrazos de hermana mayor que nadie me daba ni me darán en la vida. Te necesito tantísimo gorda. Siempre te llevo y te llevaré en el corazón, y hazme un huequito ahí arriba para cuando me llegue la hora. Eras, eres y serás siempre la princesa que ocupa la mayor parte de mi corazón y los recuerdos de mi niñez. 

TE QUIERO MUCHO GRANDOTA♥

Fuiste mi suerte y la suerte no dura.

A veces me paro a pensar en qué hicimos tu y yo para no merecernos estar juntos. Otras me paro a pensar y me doy cuenta de que igual lo mejor que nos pudo haber pasado fue conocernos. Fuiste el tio por el que más sufrí en toda mi puta vida, eso que llaman "primer amor", el primero que duele como ningún otro, pero sé que no serás el último. Por suerte o por desgracia. Decirte adiós no fue fácil, tampoco lo es ahora, mirarte a la cara y no recordar momentos. No es fácil pasar por una calle y acordarme de lo que juntos vivimos ahí. No fue fácil pasar de página, ni tampoco poner un punto y final. No fue fácil la despedida. Nada fue fácil, pero fue bonito mientras duró. Si me arrepiento de algo, es de no haberte conocido antes. Y que si algún día nos volvemos a cruzar, decirte que ya no te quiero. Que pasé página y soy feliz y que si no fuera por ti no lo hubiera conseguido, pero si no fuera por ti, tampoco hubiera apreciado tanto mi felicidad en estos momentos.
Todo pasa por algo, no creo en la suerte.

Soledad.

Asusta la soledad. Quizá hoy más que nunca. Y más a nuestra edad, en la que vamos teniendo conciencia de quiénes somos, de lo que nos rodea, de la necesidad de ir tomando decisiones por nosotros mismos. Y nos asusta. Es cierto que ya no somos niños, pero, a pesar de todo, nos da miedo afrontar la vida.
Pero el encuentro con nosotros mismos necesita tiempo y soledad. Una soledad que no aísle, sino que nos ayude a descubrir qué somos y qué queremos ser, que nos ayude a reflexionar sobre nuestra vida y que abra caminos para el encuentro con esa felicidad que perseguimos. La soledad es necesaria.
Y es que en la soledad nos encontramos con esa persona que nos devuelve su mirada en el espejo. Esa persona que soy yo misma y a la que a veces no conozco. También en la soledad apreciamos la necesidad de vivir con otras personas, de ayudarlas a ser mejores.
Por eso esta soledad es tan importante en nuestra adolescencia, Y a ella hay que recurrir cuando la vida nos atosiga y se empeña en arrastrarnos por caminos que no hemos elegido.

No me falles.

No llores, lo tienes ahí, la sonrisa en tu cara, ambos sabemos que hacer. Pero voy a correr el riesgo, siempre y cuando tú me ames. Podríamos estar unos días sin comer, sin beber, sin ver la tele.
Podríamos pasarnos días y días aislados del mundo, podríamos encerrarnos en casa.Podríamos incluso pasarnos un día entero durmiendo. Pero no somos capaces de estar un segundo separados el uno del otro. Mientras tú me ames, yo estaré ahí. No me falles.

¿No has notado mi falta?

Sé que estás acostumbrado a que yo te busque, a que sea siempre yo la que inicie la conversación. Siempre he estado ahí para ti, haciendo hasta lo imposible por verte sonreír. Te he esperado mucho, pero desde este momento mi corazón me ha dicho que deje de sufrir por alguien que no me valora. Quisiera que aprendieras a querer lo que te rodea, a apreciar los pequeños detalles que otras personas, con mucho amor, te regalan. Quisiera que sintieses mi falta, que sintieses lo mismo que yo sentí. Quiero que veas que el mundo no gira entorno a ti, que no siempre tendrás lo que desees, sino lo que puedan darte, y que a la larga verás que era lo que realmente necesitabas. Nota mi falta, yo se que un día extrañarás mis llamadas a cualquier hora, mis tontos mensajes de texto, mis celos, mi fea sonrisa. Porque así es la vida ¿no? una vez que te alejas y olvidas a esa persona que tanto quisiste, ella viene a ti, ilusionándote de nuevo, diciéndote que te ama y que te ama y que te sueña todas las noches... te vuelves la mala de la película. No pienso ser como tu, yo estoy dispuesta a darte mi amistad y a perdonar todas las mentiras y rotas promesas, estoy dispuesta a darte la mano, porque aún a pesar de todo, formas parte de mi vida, de mi pasado, y fuiste alguien que me enseñó muchas cosas que sé que en un futuro me servirán. Por esa parte gracias, viejo amigo..

Duele admitirlo, pero aún te quiero.

Y ya nada volvió a ser como antes. Y, tú y yo, nosotros, volvimos a ser desconocidos, pero esta vez, desconocidos que, durante un tiempo, se conocieron (o se hirieron) muy bien. No me preguntes por qué o cómo, pero uno de los días más tristes de mi vida fue aquel en el que nos cruzamos y nos dimos dos besos, en lugar de uno. No sé si me explico. Que aquel día nos miramos a los ojos y, aunque sonreíamos, todo era maquillaje; una mera formalidad. Estábamos ausentes, cariño. Tan quemados, tan perdidos, tan con ganas de que alguien nos encontrase de nuevo. Y yo te hubiese dicho que aún te buscaba por las noches, que te necesitaba. Que aún ojalá un 'nosotros'. Pero por qué iba yo a decirte nada, si ya lo habíamos perdido todo. Todo, que se dice rápido, casi tan rápido como perdimos aquello. Y recuerdo cuando me decías que cuidado, que eras un precipicio, y que yo tenía tendencia a resbalar. A enamorarme, vamos. A caer, y con ese estilo que sólo tienen los poetas, es decir, hasta el fondo. Hasta lo insalvable, hasta todas esas ojeras que ya ni maquillarme puedo, porque hay cansancios, algunas heridas que marcan el brillo de los ojos. Qué más da o a quién  le importa que siga perdiendo en este no saber que hacer: si olvidarte o sangrar un poquito más, quizá con la esperanza de que termines volviendo y me digas al oído, muy bajito, que, como yo, nadie ha sabido escribirte, o quererte, o quizás romperte, mejor.

Me río de todos esos que dicen "me gustan las chicas naturales" y luego todos los findes rezan 25 Padre Nuestros para pillar cacho y a poder ser con la tía que tenga las tetas más grandes de la discoteca. Hipócritas también aquellas que buscan "un chico que les quiera" y se fijan en el tío con los biceps más grandes y el abdomen más marcado. Es tan triste que hoy en día se le dé tantísima importancia al físico. Mientras esté bueno o buena, no importa si tiene algún tipo de valores, si es una persona respetuosa, detallista... El llamado "Postureo" es el culpable de esta raza de inútiles, los cuales siguen como religión la fiesta de los sábados, no tienen ni la ESO, viven con sus padres, son mantenidos hasta que se jubilan y no saben lo que es la palabra "trabajo". Luego podemos hablar de los que tanto se quejan . "Es que no entiendo porque la chica que me gusta no se fía de mi"  y es el típico que se ha cepillado a todas las de su pueblo. Luego están ellas, las que dicen "todos son iguales, ninguno me trata bien", pero a ver, ¿esas saben lo que es no acostarse con un chico la primera noche que lo conocen? Pregunto eh, ya es por curiosidad. Esto es muy fácil, ¿quieres que te respeten?, hazte de respetar, si no te respetas tú misma nadie lo va a hacer por ti. Creo que se acerca el fin del mundo, hace unos años esto no pasaba o al menos no tanto. Ahora son los hombres los que llevan más escote que las mujeres. Está genial lucir cuerpo, pero lucirlo no significa exhibirlo . No es lo mismo insinuar que salir a la calle con un escote hasta el ombligo y el cinturón a modo de falda. Está genial tener un cuerpo bonito, pero si tu cerebro no lo acompaña, no vale nada. Sigo hablando de esos que no han vuelto a leer un libro desde que les obligaron a leerse el último en 5º de primaria. Son akeyos ke excriven asin, seguro que conoces muchos, no debe ser una novedad para ti. ¿Llegará el día en que acabe toda esta tontería? El día en que no recurran a operarse solamente por gustar más  y tener más posibilidades de llamar la atención, y no porque lo hagan por complejo personal y sentirse mejor con ellos mismos. ¿De qué te sirve tener una 110 si no eres capaz de pasar del "Hola. Hola. Qué tal. Bien y tú. Bien. Me alegro."? ¿De qué te sirve tanto músculo si no son capaces de llevarte a cenar sabiendo que al final de la cena no van a mojar? Tengo la esperanza de que aún quede gente normal, que se fija en los valores, que prefiere irse de viaje un finde con su pareja y no gastarse 100 euros en una noche de copas para pillarse la borrachera de su vida. Gente normal, que sea capaz de sorprenderte con un ramo de flores, sin pensar que regalar un ramo de flores ha pasado de mosa y es de gays. Seguro que algunos deben de quedar, cuesta encontrarte con uno de estos, pero cuando lo encuentras lo distingues enseguida.