Después de dos meses sin él, llega un día en el que de repente te ves hundida de nuevo, sola, pensando que todo había pasado, que todo había terminado y lo habías superado, pero no, recaes de nuevo y te das cuenta de la falta que te hace, de que ya no tienes a esa persona y la echas de menos, que nada es lo que era y aunque creías que todo estaba mejor no es así, que la realidad no llega más allá de esa persona... Te das cuenta de que aunque no quieras te ha marcado y la sigues necesitando como se necesita respirar, y te ves atada a la soledad, que ahoga como una soga al cuello, ¿pero...? ¿De qué sirve estar mal y lamentarse otra vez? No sirve de nada, pero es algo inevitable, tu corazón nota que algo falta, algo que ya quedó atrás hace unos meses, un sentimiento que vuelve a llamar a la puerta con fuerza. Y es que cuando el amor es verdadero, se nota y es difícil de olvidar.
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